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  • Foto del escritorMarillina Besteiro

Corazón Venezolano


Hace 8 años, en Sao Paulo, descubrí el graffiti como un lenguaje artístico lleno de vida y nuevo para mi. Desde que llegué a Brasil, me cautivaron los vibrantes murales urbanos que adornaban la ciudad, así que mi esposo, me regaló una clase de graffiti. En ese momento, Venezuela, mi país natal, estaba en crisis, con estudiantes en prisión y una sensación de desconexión que me afectaba profundamente.


Al enfrentar mi primera pared, elegí pintar un corazón. Quería algo simple que transmitiera amor y mi profunda conexión con Venezuela. Ese primer "Corazón Venezolano" se convirtió en un símbolo personal de mi vínculo con mi país.

Transformación con propósito


Tan contenta quedé con mi primer "Corazón Venezolano" que lo llevé al papel y subasté la pieza para donar lo recaudado a la Casa Hogar Bambi en Venezuela. Esto me permitió convertir mi tristeza en un gesto de apoyo. A medida que la situación en Venezuela empeoraba, reinterpreté la obra usando capas y transparencias para darle un efecto tridimensional, reflejando la profundidad de mis emociones. Nuevamente, doné los fondos a la misma causa, utilizando mi arte como una forma de actuar desde la distancia.




Un nuevo "Corazón", una nueva esperanza


Hoy, 8 años después de aquel primer graffiti, vuelvo a reinterpretar mi "Corazón Venezolano". Esta versión es especial: una escultura modelada por mis propias manos, pintada en acrílico y enriquecida con collage. El proceso ha sido profundamente significativo, ya que coincide, nuevamente, con un periodo oscuro para mi país, pero es en esos momentos donde mi corazón late más fuerte como venezolana.

A lo largo de estos años, "Corazón Venezolano" ha evolucionado, pero su esencia sigue siendo la misma: es un símbolo de amor, esperanza y resistencia, dedicado a todos aquellos que, como yo, llevamos nuestra patria en el alma, sin importar la distancia.



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